El cuerpo del libro está afectado por un derrame de tinta metaloácida. Las tintas metaloácidas fueron desarrolladas para conseguir una mayor adherencia y penetración que las tintas existentes hasta entonces. A su vez tienen en su propia composición unas características químicas que, ya sea por ellas mismas o acompañadas de otros factores extrínsecos medioambientales, provocan alteraciones que dañan el soporte que las sustenta.
Otros factores directos de alteración de estas tintas son el exceso de humedad ambiental que favorece la penetración de los gases y partículas contaminantes, como el óxido de nitrógeno, ozono o dióxido de azufre, que favorecen las reacciones de oxidación y acidez del soporte.